Parece que fue ayer cuando, en una fría mañana del invierno de 2001, unos cuantos idealistas, amantes y conocedores de nuestro entorno, sembraron la primera semilla de lo que, posteriormente, sería nuestra querida asociación ADELCA.
Sin medios, pero con mucha ilusión, se consiguió poco después, con la firma de sus estatutos, que tuviera personalidad jurídica propia y se fijaran sus fines principales, entre los que estaban la recuperación, promoción y difusión del patrimonio y de los valores culturales, artísticos, sociales, turísticos y naturales de este bonito rincón de Cantabria llamado Los Carabeos.
Como el tiempo pasa muy rápido, y casi sin darnos cuenta, en el año que ahora termina se ha cumplido el décimo aniversario de su constitución, y, como todos los hechos importantes de nuestra vida, debíamos celebrarlo como el acontecimiento merecía, y, para ello, se fijó el 14 de agosto pasado como día especial para reunirnos todos a tal efecto.
Desde el amanecer, la naturaleza quiso unirse a nosotros, ya que, durante casi toda la jornada, pudimos gozar un día de verano verdaderamente espléndido.
Toda buena celebración debe estar dirigida al alimento del espíritu y del cuerpo. Por tanto, el primer acto conjunto de todos los asociados tuvo lugar en la bella iglesia románica de Santa María la Mayor, de Barruelo, donde se celebró la Santa Misa, cantada por la Ronda Las Fuentes y en honor y recuerdo de los socios, seres queridos y amigos que nos han ido abandonado y se han ido al otro lado de la vida donde nos esperan y desde donde ven nuestro quehacer diario.
A todos ellos quisimos dedicarles con mucho cariño la celebración de este décimo aniversario, ya que, en parte, gracias a su colaboración y trabajo, hemos llegado hasta aquí con la vitalidad y empuje con los que hemos llegado, dado que la semilla que sembraron ha dado frutos y la llama que con nosotros encendieron sigue muy viva y brillante.
Nuestros dirigentes no dejan nada al azar. Por ello, al terminar el homenaje a nuestros socios y seres queridos, al lado de la iglesia nos esperaba ya un autobús que nos conduciría hasta Mave (Palencia), donde se halla el hotel-restaurante El Convento de Santa María de Mave, un antiguo convento del siglo XII reconvertido hace años en centro de hostelería, y donde, en un ambiente familiar y distendido, pudimos reponer fuerzas y saborear el menú preparado expresamente a la carta para nosotros.
Como en toda fiesta que se precie no podía faltar la música, y, al final de la comida y para amenizar la sobremesa, casi hasta el caer de la tarde todos los que quisieron pudieron disfrutar de un rato de baile y de buena música, de forma que, al volver en el autobús hacia casa, todos coincidíamos en que el día había sido redondo y feliz.
El camino andado y los logros conseguidos hasta ahora, así como la celebración del décimo aniversario, deben suponer un claro estímulo para que, en equipo, sigamos unidos durante los próximos años e intentemos que la semilla sembrada en su día siga uniéndonos y dando frutos, actuaciones y éxitos tan buenos como hasta ahora.
Cuando recibáis en vuestra casa este ejemplar de nuestra revista, estaremos ya muy próximos a las entrañables fiestas navideñas. Por ello, desde aquí, y aprovechando este aniversario tan especial, queremos desearos a todos y a los que os rodean o forman parte de vuestro entorno, paz, amor y felicidad, que el nuevo año que va a empezar nos traiga todo aquello que necesitamos o que nos merecemos, y que juntos podamos celebrar muchos aniversarios más.